sábado, 13 de junio de 2015

Una excavación en México pone al descubierto restos óseos de animales extintos que vivieron en Santiago Chazumba hace sobre 25.000 años

Una nueva campaña de excavación, que se ha desarrollado en Santiago Chazumba (Oaxaca, México), codirigida por el IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social) y el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) ha puesto al descubierto restos óseos de un animal extinto que vivió en ese lugar a finales del Pleistoceno, con una cronología estimada de entre hace 20.000 y 30.000 años antes del presente.
Diente de eremoterio hallazo en Chazumba - IPHES
Concretamente, se han recuperado tres escudos o placas óseas que cubrían el cuerpo de un Pampatherium mexicanum, emparentado con los armadillos actuales. Es la primera vez que aparecen en este yacimiento fósiles de esta especie originaria de la pampa. Además, se han obtenido restos de gliptodonte, milodonte, gonfoterio y Eremotherium (perezoso gigante). Este último es otro mamífero extinto; tendría unos 3 m de altura y un peso de 1,4 toneladas. Además, se hallaron restos de cérvidos, liebres,  serpientes, tortugas, anfibios, roedores y aves.
Por lo que se refiere al Pampatherium mexicanum, conocido también como la “bestia de la Pampa”,  tendría un peso en torno a los 300 kilos. “Su presencia en el nivel VI de Chazumba II nos indica que el paisaje correspondía a un bosque tropical caducifolio”, observa Ramon Viñas, investigador del IPHES. “Sin embargo, la existencia también del ratón meteorito y la tortuga del desierto avalan un ecosistema cercano más seco, con pastizales, sabanas, matorral xerófilo y un bosque templado, lo cual indica que habría varios tipos de paleoambientes. 
Excavación en Chazumba, México - IPHES
Cabe recordar que en el yacimiento de Chazumba II, en una campaña anterior, se identificaron unas enormes defensas de un gonfoterio (un ancestro de los elefantes también extinto) que se rescataron el año pasado y en cuya tarea de campo participó el director del IPHES, ahora en funciones, el arqueólogo Eudald Carbonell. 
De otro lado, en ambos depósitos, Chazumba I y II, así como en el arroyo que corre por la Barranca del Muerto,  en el cual se localiza el yacimiento, se encontraron también diversos instrumentos de industria lítica, aunque se requiere de un estudio detallado para confirmarlo, sobre todo por las implicaciones que su presencia asociada a estos animales extintos pudieran tener. 
Este año, además de la excavación desarrollada en Chazumba II, se intervino también en Chazumba I, descubriéndose en este último yacimiento dos dientes pertenecientes a un perezoso terrestre, Eremotherium laurillardi, así como restos de cérvido y un gran cuerpo vertebral quizás del mismo perezoso.  Por el momento, se han hallado algunos elementos líticos poco significativos. En cambio, se localizaron en las laderas, y fuera de contexto estratigráfico, varios objetos tallados como núcleos, lascas y raspadores que demuestran la presencia de elementos antrópicos en la zona.
Coincidiendo con esta campaña de excavación, se impartió una conferencia magistral en la plaza del pueblo referente a las investigaciones realizadas en el yacimiento de Chazumba por los directores de la excavación.
Equipo de excavación - IPHES
De otro lado, el grupo de científicos fue recibido por el alcalde de Santiago de Chazumba, Edmundo Pacheco Rivera, quien confirmó el interés de la comunidad por la creación de un museo comunitario, es decir, un recinto que va más allá de albergar objetos del pasado, para invitar a los miembros de la localidad a ser generadores de cultura, participando en el proceso de creación de dicha infraestructura.

Estas actividades forman parte del proyecto de cooperación internacional “Biodiversidad y Sociedades Cazadoras Recolectoras del Cuaternario de México”, que codirigen Ramón Viñas y Joaquín Arroyo (paleontólogo del INAH). Se trata de la quinta temporada de excavaciones arqueopaleontológicas en la Barranca del Muerto.  Además de los científicos mencionados, participan el Dr. Vïctor Adrián Pérez-Crespo, especialista en estudios de isótopos estables, y la arqueóloga Irán I. Rivera, palinóloga de la ENAH (Escuela Nacional de Antropología e Historia), así como varios estudiantes de dicho centro y otros especialistas del INAH y de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México).  El objetivo es el conocimiento de las primeras sociedades humanas que habitaron la región y su relación con el entorno medioambiental, en particular con los animales.