jueves, 17 de julio de 2008

El IPHES y la Universidad de Chile buscarán juntos a los primeros pobladores de este país

Se impulsan proyectos de investigación formando a investigadores en el Máster Erasmus Mundus de Arqueología del Cuaternario que imparte la URV


Crèdit foto: Jordi Mestres / IPHES

Donald Jackson es profesor de Arqueología en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile. Allí forma parte de un equipo interdisciplinar que investiga sobre las primeras poblaciones sudamericanas. Ha venido en diversas ocasiones a Tarragona, la última de ellas en mayo, cuando aprovechó para impartir unas clases sobre esta materia en el marco del Máster Erasmus Mundus en Arqueología del Cuaternario y Evolución Humana que ofrece la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona (URV).

Además, ha estado en diferentes excavaciones que lleva a cabo el IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social) y ha mantenido sesiones de trabajo sobre las líneas de investigación que este centro coimpulsa con la Universidad de Chile.

Con él hablamos de la importancia que puede tener esta colaboración, que forma parte del convenio firmado ya hace tiempo por las dos instituciones, así como de la red de investigación científica hispanoamericana que, promovida por el IPHES, tiene que permitir unificar metodologías de investigación, intercambiar conocimiento y docencia, y de esta manera avanzar en el estudio de la evolución humana a nivel planetario.

Cinta S. Bellmunt.- ¿Cuáles son los ejes básicos por los cuales se estructura la colaboración Universidad de Chile, IPHES y URV?

Donald Jackson.- Principalmente, con el profesor Xosé Pedro Rodríguez, de la URV, intentamos impulsar un proyecto común en Sudamérica centrado en la investigación sobre las primeras poblaciones de paleoindios, que trataremos desde diferentes perspectivas como son las ocupaciones humanas, la paleoantropología o la paleontología. Queremos estudiar la distribución espacial de los yacimientos, saber cómo se organizaban socialmente y cómo se produjeron las primeras ocupaciones antes de hace 11.500 años.

C.S.B. - ¿Cómo se organizarán para llevar a cabo estos trabajos?

D.J. - Queremos integrar en los equipos de investigación a los alumnos del Máster Erasmus Mundus de Arqueología del Cuaternario y Evolución Humana y, por ejemplo, pronto vendrá un estudiante licenciado en Arqueología por la Universidad de Chile a Tarragona para cursar estos estudios de tercer ciclo en la URV. Nuestra idea es integrar a los alumnos de máster y de doctorado de las dos universidades en los proyectos de investigación. Es fundamental que los estudiantes tomen parte, porque con sus tesis pueden aportar muchos conocimientos, a la vez que se forman académicamente.



Crèdit foto: Jordi Mestres / IPHES

C.S.B. - Por lo tanto, el intercambio no es sólo de investigadores consolidados si no también de alumnos que serán los futuros científicos.

D.J. - Exactamente, y eso es muy importante: implicar alumnos y profesores conjuntamente.

C.S.B. - ¿Y tienen mucho trabajo por codesarrollar?
D.J. - Mucho, porque
todavía no está claro cómo se produjeron las primeras ocupaciones en Chile. Uno de los lugares más antiguos estaba fechado en 12.500 años, en Monte Verde, pero recientemente, en el Current Anthropology, se publicó un artículo donde se constataba asociación de fauna e industria lítica en un yacimiento de 11. 000 años, en Santa Julia, en el norte de Chile; se trata de un campamento de grupos de cazadores. Por lo tanto, podría haber ocupación antes de lo que se pensaba.

Y en el caso de Monte Verde, tampoco tenemos muy claro por dónde llegarían. Hay dos tendencias en este sentido: que penetraran por la zona andina y, por lo tanto, serían cazadores, o que entraran por la costa.

C.S.B. - En todas estas cuestiones, ¿cómo se complementan los miembros de su equipo con los del IPHES?

D.J. - Somos grupos con una realidad diferente y, por lo tanto, podemos compartir experiencias. Ahora bien, ambos tratamos temas globales: los primeros pobladores es un asunto que se discute por todo el mundo y, en este sentido, la perspectiva evolutiva es un punto de encuentro. Europa, por ejemplo, tiene mucho a decir, porque posee escalas temporales de mucha antigüedad y lo que se ha observado en estos yacimientos sobre la diversidad cultural, la capacidad adaptativa de los homínidos, etc, nos puede ayudar mucho para estudiar lo mismo en América. Y también en la metodología de trabajo.

C.S.B. - Son éstos algunos de los aspectos que usted ha podido comprobar y comentar, aportando también su caso en Chile, visitando yacimientos donde trabaja el IPHES como Vinyes Grans, Molí del Salt, Orce, Atapuerca ...
D.J. - Efectivamente, porque me interesaba ver
el tipo de emplazamiento, cómo se excava, desde qué perspectiva se enfrentan a ellos... y yo les decía cómo lo hago en Chile con mi equipo, qué problemas que tenemos. Hay miembros del IPHES como Eudald Carbonell, Robert Sala o Xosé Pedro Rodríguez que ya han efectuado diferentes visitas a Chile para conocer nuestro trabajo, porque con nuestros yacimientos, ellos también pueden encontrar respuestas a algunas problemáticas del estudio de la evolución humana. Así que este intercambio es muy enriquecedor para ambas partes.

C.S.B. - De hecho, con al red de investigación hispaoamericana uno de los ámbitos de trabajo conjunto que se contempla es favorecer este intercambio de conocimiento y estructurar investigaciones que intenten resolver temas de la evolución humana que todavía no están nada claros.

D.J. - Exactamente. Lo hacemos a través de lo que hemos nombrado Proyecto Orígenes. Trabajamos en red y se está demostrando que es una manera muy ágil de investigar conjuntamente. La investigación hoy día no puede ser una actividad aislada de un grupo o de un individuo. Hay que hacerlo transdisciplinarmente y colaborando entre equipos que tratan temas similares, pero que estamos unidos por muchas cosas que tenemos en común.

Lo mismo pasa ya con la publicación de artículos de impacto en las revistas científicas. Se publica en equipo y normalmente es el conocimiento que han obtenido diferentes equipos internacionales trabajando sobre una misma cuestión.

El hecho de poder compartir estas experiencias no tiene precio.